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sábado, 22 de octubre de 2016

El corazón de un equipo

           Cuando alguien canta una canción, el cantautor ha de llegar al público, siendo realmente estos últimos los que le dan valor a esa canción. Es decir, transmitirla, compartirla. Lo mismo ocurre en el ámbito deportivo. Un jugador posee un talento, pero si no está dispuesto a ponerlo a disposición del equipo, ese talento vale para poco.  Un grupo, crece a medida que existe un aporte de talentos individuales en pos de un objetivo común.
   
Todas las personas que conforman el equipo tienen cualidades que aportar al mismo. Uno será su capacidad de hacer puntos, otro su alegría, otro su perspectiva de ver las victorias y las derrotas con ecuanimidad.

            Un verdadero equipo, no es la suma de buenos jugadores, es la calidad de las relaciones que se establecen entre ellos. Para eso, es prioritario “generar un ambiente donde florezca el talento de cada jugador”.

            Valores como la generosidad, el respeto, el entusiasmo, la humildad o el compromiso, han de entrenarse tanto o más que la fuerza, el remate o el conocimiento del juego.

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